Hablar de hijos de padres separados es hablar de niños que viven en familias uniparentales (con un solo padre) o familias extensivas, (viven con abuelos, tíos, primos) donde las responsabilidades recaen generalmente en un solo progenitor que tiene que vivir la ansiedad de sentirse solo, criar y educar a los hijos y sobrellevar las dificultades emocionales que acarrea la separación.
Los problemas que presentan los niños son muy variados y dependen de cómo se maneje la situación de conflicto, del ciclo evolutivo de la pareja (edad, tiempo de matrimonio) y de la edad de los hijos. Algunas características básicas son:
- Sentimientos de culpa; los niños piensan que son la causa de la separación y que sus conductas inadecuadas generaron el conflicto.
- Retraimiento social; no expresan sus sentimientos, prefieren guardar para sí mismos sus dudas y preguntas.
- Irritabilidad; son intolerantes, reaccionan en forma desproporcionada, presentan llantos frecuentes e injustificados.
- Agresividad: dificultad para controlar sus impulsos presentando explosiones verbales y físicas.
- Baja autoestima; se consideran desplazados y disminuidos, sienten que sus padres no los consideraron al momento de tomar una decisión.
Existen muchas formas de separarse, hay parejas que lo hacen por mutuo acuerdo; en otros casos, existen discusiones, peleas por la custodia, juicios que generan sentimientos ambivalentes en la familia.
Cualquiera sea el caso de la separación los padres deben estar alerta y observar algunos síntomas frecuentes que son indicadores de problemas de orden emocional.
- Problemas escolares; disminuye el rendimiento, no retienen lo que estudian, están distraídos y desatentos.
- Problemas de conducta; se tornan irritables, agresivos, con llantos excesivos, otros se vuelven poco sociables, retraídos y tímidos, se originan temores.
- Trastornos de sueño; dificultadas para dormir, temores nocturnos, pesadillas.
- Trastornos alimenticios; disminución del apetito, comer en exceso, náuseas, vómitos.
- Trastornos psicosomaticos; dolores de cabeza, dolores de estomago, agudización de los problemas asmáticos.
- Depresión, acompañado de tristeza, soledad, abandono y aislamiento.
Recomendaciones
Desde que los padres deciden separarse, los hijos deben ser considerados parte del problema tomando algunas medidas básicas:
- Ambos padres deben explicarles que la separación es consecuencia de los conflictos que tienen como pareja, que siempre serán sus padres y que los seguirán amando y dando apoyo.
- Los padres deben actuar en forma madura, ponerse de acuerdo para que ambos tengan presencia física y emocional, permitiendo visitas, llamada, salida, etc.
- Respetar la individualidad de los hijos, en ocasiones la situación de conflicto genera desconfianza en alguno de los hijos que se niega a visitar a uno de los padres. Esta decisión debe respetarse. El padre debe compartir pequeñas actividades que interesen a su hijo, sin forzarlo hasta que se sienta seguro.
- Seguir con la rutina familiar acostumbrada. Los hijos deben percibir que los conflictos son entre los padres y que no atentan contra su integridad.
- Mantener a los hijos ocupados en actividades donde descarguen tensiones (deportes, juegos, hobbies).
- Explicar la nueva situación en el ámbito escolar para que puedan dar el apoyo necesario.
A pesar de que muchos padres hacen todo el esfuerzo por apoyar a sus hijos, existen algunos niños que necesitan acudir al especialista, un psicólogo o psiquiatra infantil dependiendo de la gravedad del caso.
Recomendaciones para el Padre que vive con los hijos
- Conversar con sus hijos para que expresen los sentimientos generados por la separación.
- Realizar actividades conjuntamente. Con los más pequeños, jugar, cantar, colorear; con los más grandes compartir sus hobbies y deportes favoritos.
- Iniciar una rutina familiar deportiva que disminuya las tensiones (salir a caminar, correr o montar bicicleta).
- Hablar en forma positiva del otro padre, evitar calificarlo o desmerecerlo.
- Ser tolerante con las visitas, tratando de no mostrarse molesto o incomodo.
- Evitar discusiones económicas delante de los hijos.
Lic. Miriam A. Padrón Q.
Psicóloga UCV